Porque la experiencia es eso: una triste riqueza que sólo sirve para saber cómo se debería haber vivido, pero no para vivir nuevamente. Josefina Vicens
LA INSENSATEZ DE DIOS
Alguna vez leí El Aciago demiurgo de Emile Cioran. Demiurgo fue el nombre que Platón dio al creador. Cioran, lo recuerdo, comentó: "Me he interesado mucho por la Gnosis, eso desde luego. El resultado fue un librito, El aciago demiurgo, cuyo título alemán, Die verfehlte Schöpfung ("La creación errada") me gusta. Al Creador sólo podemos imaginarlo maligno o, como máximo chapucero." Jajajaja, me moría de risa. Porque en una suerte de broma decía algo que todos en lo incierto de esa oscuridad que significa nuestra existencia, lo sabemos. Los gnósticos vivieron en los siglos II y III y se enfrentaron al siempre problema de la razón de la existencia del Mal en el Mundo y, al mismo tiempo la existencia de un Dios creador y Bueno. No es un secreto que para los gnósticos y para Cioran el cristianismo se envileció al mentir culpando del Mal en el Mundo al hombre. Cioran y los Gnósticos creen que el problema está más arriba: o bien Dios es omnipotente y malvado o bien es bueno pero algo tramposo, un bribón. Aunque a veces Cioran se ha inclinado por la hipótesis de un Dios malvado de instintos malignos, hipótesis a la que me acerco en medio de mi incredulidad. Las conclusiones éticas de los Gnósticos iban desde el libertinaje al ascetismo. Es decir, si la creación entera es un error todo lo que hagamos aquí abajo carece de importancia, todo está permitido. O también, si la creación es el producto de una necedad debemos hacer lo posible por destruirla: jamás y de ningún modo procrear, continuar con esta aberración que es la humanidad. Y en lo posible desaparecer cuanto antes.
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7 comentarios:
Estoy de acuerdo con las consecuencias: si este mundo fue creado por un genio maligno, pues sí: sus leyes son malignas (o, más bien, es indiferente el seguirlas).
Pero no, no fue Dios el que creó el mundo. Para los gnósticos era bueno buenote. El malo era un geniecillo, creado por el buen Dios, que se encontró con una especie de basurilla que había sobrado de la primera creación (la creación de los Eónes). Esa basurrilla tenía más bien forma de plastilina (o sea: era la materia) y nada, pues que el geniecillo se emocionó y se puso a hacer muñequitos y arbolitos y nubecitas y etcéteras.
Y que le da un ataque de soberbia y se autodenominó Dios de las figuritas de plastilina. Y para perfeccionar su creación, tomó algunas almas de Ogdoada (esa creación buena, perfecta sin materia que había hecho el buen Dios), y las encerró en sus hechuras de plastilina, y los llamó hombres.
Ese es el Demiurgo, o en la versión del gnosticismo cristiano (de Valentín): Yavhé.
Entonces Dios se dio cuenta (¿cómo le hizo si se supone que allá no hay tiempo... bueno, al mito todavía no le preocupaba ese detallito) y mandó a un Eón para desbaratar todo ese desastre. Ese Eón era Jesús, y su único papel era recordarles a todas las almas atrapadas en su cuerpo de plastilina que, dentro de su aparente corporalidad y mundanidad, había una chispa (¿Ereignis?) de divinidad. Una vez que las almas se dieran cuenta de ello, se salvarían de aquella caída provocada por demiurgo-yavhé.
Conclusiones y Corolarios:
a) por eso Hans Johnas se metió de lleno a escribir sobre el gnosticismo: todo sonaba demasiado heideggeriano... y su hermoso libro está publicado por Siruela... es verde con naranja... está de lo más lindo.
b) Reproducirnos no es ningún problema: las almas humanas no surgen por la reproducción sino por el modo en que el Demiurgo-Yahvé se las roba de la tierra de las Ereignis y los dasaines, y las encierra en sus mundanitos cuerpos (esos sí: vienen de la reproducción).
c) tener hijos no puede ser tan malo (o mi mundano instinto ha hecho últimamente mucho escándalo)
la esponjita gnóstica
Jajajaja, me encantó sentirme de plastilina, aunque eso de los Eónes me desencanta porque para mi triste ego pues no es mucho aceptar que sólo somos las sobras del banquete. Qué lástima, qué lastima que esto no sea más que un breve acercamiento a esa rama de la literatura fantástica que llamamos metafísica. Aunque no deja de ser seductor.
Los "raelianos" piensan que los seres humanos fuimos diseñados por alienígenas super-inteligentes y super-divinos que desean que el desarrollo tecnológico de la humanidad nos haga inmortales (clonándonos y cosas por el estilo... por si reproducirnos no es suficiente).
Aquí le dejo un video sobre tan distinguidas personas:
http://www.youtube.com/watch?v=fCgTBzUOC34
Y los cienciólogos creen en el emperador galáctico XENU y almas encerradas en cajas...
http://www.jornada.unam.mx/2009/04/13/index.php?section=opinion&article=015a1pol
Por lo cuál yo prefiero al demiurgo idiota y su no-universo plastinoso... o leer a Borges y "creer" que tal vez el universo es una biblioteca "grandota" en la que LOS HUMANOS nos perdimos en el más oscuro Y HÚMEDO pasillo, en el que se encuentran los textos más crípticos y feos.
saludos.
http://www.youtube.com/watch?v=cqi5F5MqqTQ
Genial entrada, Alberto.
Un abrazo
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