FUE HACE MUCHO TIEMPO



Fue hace mucho tiempo, como todo ahora.
Mucho tiempo porque el tiempo no es ya, en mí, la sucesión de puntos, de instantes, de sensaciones, sino de vivencias, de tiempo de vida, de cómo carajos vivimos algo.
Sí, fue hace tanto tiempo
Lo pienso y los recuerdos se me deshacen en la memoria.
Hoy me dijo mi amigo José que tengo años de olvido porque mi deseo no estuvo ahí. Me impresionó porque de pronto pensé que son años y años de no saber qué pasó con mi vida durante esos 365 días que pasan como si fueran sombras pequeñas, moléculas de olvido en las que todo queda casi muerto. ¿Pero entonces dónde estuve en esos momentos de recuerdo? En ninguna parte. ¿No que no hay trascendentales?
Qué mierda, tengo olvidados años de mi existencia, me acuerdo de muchas cosas hoy, pero a veces pienso que todo lo que recuerdo es mentira, que me lo invento, que nunca sucedió y que mi vida miserable quiere tener como actos inusitados que hagan valiosa una vida que siempre ha sido mediocre.
La vida de todos es mediocre, las mismas cosas todos los días, las mismas situaciones, las mismas vistas para todo, y los mismos juicios siempre que se juzga.
Si por ejemplo pensara como Pecascor en tirarme del séptimo piso de mi casa? No es que Pecascor se haya tirado, sino que como él, yo decidiera eso... ¿qué pasaría? Es el deseo de todos: saber qué es lo que sucedería en cuanto nosotros dejáramos de estar en el mundo... Hay un pequeño cuento, pero no recuerdo ahora cómo se llama. Se me olvidan las cosas, y pienso que es un avance del olvido de todo, pero no, nada de eso. Creo que seguiré soportando los claxons... los autos que no arrancan, las alarmas, los perros que ladran día y noche, sin ton ni son, el aburrimiento del mundo, el aburrimiento que tengo que administrar.

TE EXTRAÑO PEDRO CASARIEGO


Te recuerdo Pedro Casariego



Estoy por acabar el semestre en la escuela. Creo que nunca me he sentido tan agobiado con tantas cosas por hacer, pero al mismo tiempo es lo que me da sentido, me hace pensar que el estado de cosas no es ni el de ayer ni el de mañana, sólo es el de hoy.
Digo este hoy como apretado a mí, a mi lenguaje, a mi mirada, a mi lengua, como apenas mío porque he tenido que aprender eso, que tengo que vivir el hoy y no ni el mañana ni el pasado. Ya no es posible seguir hipotecando el pasado y el presente en aras de un futuro que no es. 
Es difícil, porque todo está dispuesto a empujarnos al futuro.
Incluso tememos al futuro, tememos todo el futuro, algo tan abstracto como eso, como un tiempo que no es porque no es posible.
Pienso en estar lejos
pienso que no tengo ganas de pensar
pienso que me gustaría más estar leyendo
dejando que el tiempo transcurra y me atraviese 
Recuerdo a Pecascor, cuando lo conocí por primera vez, 
cuando compré el libro de su poesía... me lo enviaron de Madrid, y creo que era el último ejemplar de un tiraje precario pero que me salvaba.
De ahí salió Aliscolo, de ahí salieron tantas cosas 
Él se llamaba Pedro Casariego, y se suicidó...
como un acto fatal? cómo un acto soberano?, como un acto en donde el empoderado se queda sin ese poder de sí mismo?
Recuerdo algunas líneas de Pedro Casariego, me conmovía:


Pienso en la película
«Sangre sabia» de John Huston.
Pensar es muy trabajoso,
pensar es muy trabajoso.
Se me ocurre una frase bonita:
«La primera letra de tu nombre
es la letra de una canción,
y tus ojos son la música de esa canción;
tú estás muy guapa cantando la canción,
ni siquiera necesitas mis aplausos.»
Quisiera que mi sangre fuera sabia.
Mi sangre, todos los veranos,
busca heridas para salir a tomar
el sol.
Entonces, cuando las encuentra,
se seca,
como se secan las hojas de los
árboles y de los libros.


Hoy sólo pienso en que todo esto es historia, mía, particularmente mía, y ahí me duele, quizá para siempre porque no hay remedio para esto.
Igual que Pedro Casariego, querría decir "Quisiera que mi sangre fuera muy sabia"

TODO AQUELLO QUE YA SE FUE



Leí el siguiente poema:


Lo mas difícil
es conseguir
que se vaya del todo
todo aquello que ya se fue.


Es de un cantautor español, Marwan.
Nunca lo he escuchado, nunca lo había leído.
Pero dice en unas cuantas palabras lo que a mí me sucede. Ahora pienso que estoy como el personaje de Don Quijote, atrapado entre dos epistemes, como decía Foucault. No pertenezco a el siglo XX a pesar de haber nacido en él, justo porque pertenezco a esa generación de la ruptura, una generación que tuvo sueños, rebeldía, y luchó incansablemente para romper con un estado de cosas que nos asfixiaba. No sabíamos a dónde iríamos, pero había grandes utopías que pretendían realizarse. Siempre creímos que había futuro. Y que nos pertenecía.
Pero de pronto el mundo cambió, tan imperceptiblemente que nos dejaron sin protestas, sin ideales, sin sueños, sin rebeldía. No hay lucha, o las pequeñas luchas son tan inanes que sólo dan pena. No hay un afuera, ni un mañana, sólo un ahora sin comillas, sin acentos, sin dolor.
Digo que me siento como el personaje Don Quijote, viviendo entre dos epistemes, de la que provengo y de la que me separé, aunque no tanto, y de la que vivo pero que no me acepta porque ya no la entiendo. Entiendo teóricamente los sucesos políticos, los de las redes sociales, las transformaciones de la subjetividad humana, pero hay algo que se me escapa y que me hace sentir que ya no pertenezco a ninguno de sus momentos.
Por eso este poema, porque lo que más me pesa es todo lo que fue, todo lo que se fue: calles, restaurantes, libros, lugares, paisajes, música. Lo que tengo en mi cabeza son imágenes que me atormentan porque no cesan de aparecer, cada segundo, cada momento, durante todo el día, como pequeñas ratas que roen incesantemente.
Es agotador, quiero olvidar y no puedo. Me agota este esfuerzo de olvido.