ADIOS A "B"



Debí de haberle dicho a B que no se fuera. 

Quise hacerlo, pero no, al final no, porque no había territorio fértil.
Pienso en su sonrisa, recuerdo muchas de sus palabras, de lo que conversábamos, de las tardes noches en las que bebíamos vino y compartíamos quesos fuertes. 
Recuerdo su sonrisa, sus pómulos que eran como montañas en medio de un mar excepcional pero profundo. 
Ahhh, cómo la recuerdo.
Aún mis manos tienen la forma de su cuerpo y poco a poco se irá perdiendo esa pequeña memoria que no habré de descubrir nunca más. 
Las palabras son tremendas: "nunca más", suena tan rotundo, pero es cierto, "nunca más". 
Las relaciones deben de terminar así, sin preámbulos, sin historias que quieran renovarse, porque se quedan truncas, rotas, y sin remedio.

Me gustaba verla bailar, me gustaba ver cómo sentía la música, el son cubano, la cumbia, y otros ritmos que, de ser sincero, no acababa yo de distinguir. Pero me gustaba mucho escuchar música con ella: me veía en sus ojos, me veía como me extraviaba en su mirada. De alguna manera me hacía acordarme de la novela de Heinrich BöllAnsichten eines Clowns, sobre todo los pasajes en los que Schnier recuerda a Marie, que lo acaba de dejar...
Recuerdo que B y yo conversábamos hasta altas horas de la madrugada, no quería dormir, porque sé que al dormir me apartaba de ella. 
Pero llegaba el cansancio. Como llegó de tanto amarnos. 
Ahhh, sí, cómo la recuerdo... Y apenas acabo de perderla. Pero el recuerdo es como los puentes, quieren hacerse largos para mantener las orillas anudadas, unir el pasado que se se está construyendo y el presente en donde ella ya no está.
Se me fue. Porque no es que "termináramos". Este concepto es estúpido. ¿De verdad se termina? 
He de decir, en descargo, que siempre que se me ha presentado esta situación he hecho lo mismo: dejarla ir. 
Me quedo solo. A pesar de que no resisto la soledad y que ella me pesa enormemente. 
No acabo de entender por qué no sabemos estar solos, por qué no toleramos la soledad, nuestros cuerpos vacíos, nuestros besos al aire, y nuestras manos llenas sólo de recuerdos..
Dentro de mí sé que se toman decisiones radicales y que ellas son susceptibles de cambiar dependiendo de la retórica. 
Pienso en la letra de Bon Iver, The Wolves:

"Someday my pain, someday my pain

Will mark you
Harness your blame, harness your blame
And walk through"

Pienso en la letra de I'll Be your Woman de Chinawoman


"I’ll be your woman with unwavering eyes
Aflame with the spirits and the mysteries of life
The hands of a healer and a samurai
I'll be your woman and you can be mine".

Pero claro, son sólo letras que están alejadas del amor cotidiano, de la relación que se va deshaciendo día a día.

Sé que pude decirle que no se fuera, que se quedara conmigo, pero no lo hice, más bien la dejé ir. No había nada que reclamar, ni qué pedir. No supe retenerla. Quizá no quise, creo que eso fue, ya no quise retenerla... 
¿Tiene uno que retener a las personas? No, sé que no, ella tenía que partir, no sé a dónde, ya no importa pues su vida desde ahora no se fraguará con la mía. 
Se me fue y yo sólo pude verla ir de mí.
Diré que B se fue de mí. Supongo que cuando tomamos una decisión de este tamaño es porque en el fondo ya la relación se ha quebrantado y nos sentimos fuertes para poder seguir sin el otro. Así fue con B, B de buena, de basamento, de buenaventura, de beso, de brutal, de basta. B se me fue... y me quedé solo de mi mismo. 
He experimentado ya muchas veces este sentimiento de soledad tan escandaloso que no me gusta vivirlo. 
Ya no quiero más. La extraño, me falta. Pero sé que es imposible el amor. 
Quiero ser coherente y decir que me quedaré solo ya para mañana. 
Aunque ese mañana tenga que hacerlo venir 
Cada vez más, es cada vez menos. 
Adiós B, adiós.
Te me fuiste y te dejé ir en silencio, sin reclamos. 
Sólo una flor quedó entre nosotros. 
Y te fuiste para siempre
Adiós 

No hay comentarios: